«Que tu cuerpo y tu alma vital estén unidos en un abrazo sin separación».
Lao Tse
Algunas noches pasaba debajo del cielo
Cerca de la tierra,
Envolvente
Como el merengue a nieve
Con sabor a naranjas y frutos del bosque
Exótica
Disparada por una conciencia que parece hecha de piel de durazno
Y una imaginación que despierta los curiosos entredichos de un
Deseo irrefrenable
Disipando toda aspereza de la mente
Dejando en suspenso todos los juicios
Aparentemente razonables
Ni una dulzura atávica, ni un juego de las pieles,
Nada ferozmente salvaje
Pero lo suficientemente fuerte para disolver el nerviosismo de la tarde
Que pretende nublar
Ese centímetro ineludible de nuestro tiempo
Insalvable distancia entre tu boca y la mía
Vive en la luz y es peligrosamente amable
Con sus colores de doble faz
Potencia renovadora
Y renovable
Como un lenguaje único e indescifrable
Esa bravura fanáticamente dulce
Quien la vea sentirá la inminencia abismal del amor
Mientras se desliza
Arrastrando las margaritas que junta en el camino
Cuando pasa
Una construcción gloriosa
Como un campo de hortensias
Algo de eso es la ternura